🧨 SAPocalypsis Now — Episodio 5

Era un día de primavera.

La oficina olía a polen y humedad; alguien abrió la ventana y, entre estornudos, alguien murmuró la frase de siempre:

—“ummm, cómo huele a primavera”.

Pero Fran, responsable del área de MM, no estaba para romanticismos. Llevaba semanas dirigiendo un proyecto de migración para un cliente enorme: una farmacéutica internacional con plantas en España, Alemania y Brasil.
El proyecto era clave. El Go-Live suponía abrir la puerta a contratos millonarios de mantenimiento.

Un fallo no era una opción.

El equipo había trabajado contra reloj. Había decenas de plantillas Excel para cargar datos maestros: materiales, clientes, proveedores, empleados.

En teoría, todo revisado.
En la práctica, la presión había jugado su papel:

1. Los materiales llegaron de tres sistemas distintos. En uno faltaban unidades de medida base.
   👉 Resultado: en SAP, algunos materiales se podían crear, pero no se podían vender ni comprar porque no tenían “kilogramos”, ni “litros”, ni nada.

2. Los clientes venían de bases de datos locales. En Brasil no usaban NIF y en España sí.
   👉 Resultado: duplicados masivos. SAP no sabía distinguir entre dos clientes con el mismo CIF.

3. Los empleados se cargaron con un Excel enviado a última hora por RRHH.
   👉 Resultado: más de 300 empleados sin fecha de inicio. Para SAP, eran “fantasmas”: existían, pero no podían recibir nómina.

¿El motivo? Falta de validaciones previas y la prisa por cumplir la fecha del Go-Live.
El cliente presionaba: “hay que arrancar sí o sí este lunes”.
Y Fran cedió.

🧟 El estallido

El lunes del Go-Live, todo parecía tranquilo… hasta que llegaron las primeras llamadas:

• Ventas bloqueadas: pedidos rechazados porque el material no tenía unidad de medida. El sistema no sabía si vender 1 “algo” o 100.

• Facturación caída: duplicados de clientes provocaban facturas con errores contables.

• Nóminas imposibles: empleados “sin fecha” no podían cobrar.

En menos de 4 horas, la farmacéutica estaba perdiendo más de 200.000 € diarios: producción parada, ventas en espera y nóminas bloqueadas.

Fran sentía el sudor en la espalda.
El cliente gritaba en las reuniones de crisis:
—“¿Cómo es posible que no podamos vender nuestros medicamentos porque a un material le falta una unidad? ¡Esto es ridículo!”.

El equipo estaba desbordado.
Los funcionales buscaban soluciones temporales.
Los técnicos hacían queries para identificar zombis.
El reloj corría, y cada minuto era dinero perdido.

Fran organizó un “war room”. Todos los consultores, técnicos y funcionales en una misma sala. El ambiente era tenso, las discusiones saltaron:

—“Esto es culpa de MM, los materiales deberían estar limpios” —decía SD.
—“No, RRHH entregó datos incompletos” —respondía HCM.
—“Da igual, lo que falta son validaciones, y eso era de todos” —cortó Fran, golpeando la mesa.

Con los nervios al límite, se tomaron decisiones drásticas:

1. Se desarrollaron programas de validación exprés para bloquear materiales sin unidad de medida antes de que llegaran a procesos críticos.

2. Se aplicaron deduplicaciones masivas de clientes, usando scripts de emergencia en FI y SD.

3. Se asignaron fechas ficticias de alta a los empleados “fantasma”, para desbloquear nóminas y evitar huelgas internas.

Todo en un plazo de 48 horas.

🌅 El precio del error
El sistema volvió a estabilizarse, pero la factura fue alta:

• La farmacéutica calculó pérdidas cercanas a medio millón de euros en esas dos jornadas de caos.

• Fran quedó marcado ante la dirección: se salvó por haber liderado bien la crisis, pero también recibió críticas por no haber exigido más validaciones antes del Go-Live.

• El equipo salió exhausto y con cicatrices. Durante semanas, nadie quiso volver a oír hablar de plantillas Excel.

El cliente, aunque aliviado al final, no olvidó la frase que repitió varias veces en medio de la tormenta:
👉 “Un dato mal cargado nos ha costado más que todo el proyecto junto”.

📚 Moralejas (y carcajadas amargas)

El Master Data Zombi no aparece por casualidad.
Nace del descuido, de la prisa y de la idea de que “ya se limpiará luego”.
Pero cuando llega al productivo, no solo paraliza procesos: también destruye la confianza del cliente y quema equipos enteros.

Fran aprendió una lección amarga: